viernes, 11 de diciembre de 2015

Los colores

   Como comentaba en la entrada anterior, los niños de hoy en día sólo juegan a cosas educativas lo que se traduce, a la larga, en que adquieren unos conocimientos, en determinadas materias, que superan, por mucho, a su progenitor (que no progenitora). Una de esas materias es el apasionante mundo de los colores.
 
   Aclaración para madres: para un hombre sólo existen los colores básicos: rojo, azul, amarillo, verde, marrón, blanco y negro. Si me apuráis mucho, y en el caso de que el papá sea un tío formado como Dios manda, puede que llegue a reconocer el gris y el naranja. Pero ya. Más allá de los colores mencionados, un hombre sólo distinguirá matices: rojo oscuro, azul raro, amarillo pis...
 
   Cualquier hombre, ya en la Universidad, se da cuenta de que el mundo de los colores es un mundo sustancialmente femenino: la mujer tiene una especial relación con los colores que hace que, mientras tú hacías auténticas virguerías para seguir el ritmo al tomar apuntes, cuando levantabas la cabeza, veías que tu compañera de clase ya los había subrayado en tres colores siguiendo un extraño código ancestral femenino (azul para los título, rojo para lo importante y amarillo para lo súper-importante).
 
   A lo que íbamos: el niño y los colores. Nada de lo anterior tendría la menor importancia si no fuese porque un padre siempre está dispuesto a jugar con su hijo y, a la vez, debe mantener durante el juego un cierto rol de autoridad y sabiduría: papá tiene que aparentar que lo sabe todo para seguir siendo el ídolo del crío. Si huelen que flaqueas (y lo huelen), mal asunto. Así que te pones a ayudar a tu chaval a pintar: "Dame el rojo, papi", "Toma, el rojo", "Ahora el amarillo", "Aquí lo tienes", "¿Hay azul?", "Sí, mira. Toma", "Dame el violeta"..."Violeta no es un color hijo, es una flor", "Que sí es un color", "Que no, rey", "Sí. Mira es éste", "¡Ah!, el azul raro. Ya lo sabía, era para pillarte", "Pues pásame el morado"...."Es que me tengo que ir, nene, ya si eso pintas tú solo"...Poco más y me pide un rosa palo o un blanco roto. Qué horror.
 
   Esperemos que sólo sea una etapa transitoria y el desarrollo hormonal normal de un varón haga que olvide todo esto de los colores.

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