viernes, 4 de diciembre de 2015

Introducción

   Blogs de mamás primerizas, de mamás múltiples, de mamás preocupadas por la lactancia, de mamás preocupadas por la comida, de mamás preocupadas por los catarros, de mamás preocupadas por el comienzo del cole, de mamás preocupadas por la moda infantil, de mamás preocupadas...por todo...y ¿Dónde están los blogs que nos muestran la otra cara de la moneda? ¿Dónde consultar qué hay fuera del lado oscuro de la fuerza? ¿Dónde están los blogs que nos hablan de los papás...despreocupados?. Yo te lo diré: en ningún sitio.
 
   En el mundo bloguero (diría más: en el mundo digital global) existe un gran desconocido, un ser entre mito y leyenda, un personaje anónimo, en las sombras, agazapado esperando su oportunidad, un tipo, puede que gris, pero de enorme relevancia para el desarrollo psicológico normal de un crío. Sí, estoy hablando de él: el PAPÁ de la criatura.
 
   Y para eso está aquí este blog. Para cubrir ese enorme agujero negro de la presencia paternal en la red de redes.
 
   Con un poco (o un mucho) de humor intentaré que tú (papá) descubras que no estás solo, que esas cosas fugaces que te pasan, de cuando en cuando, por la cabeza (y que ellas llaman pensamientos) no son peligrosas, nos ocurren a todos; que esas ideas sobre el niño (que ellas llaman ocurrencias) también las hemos tenido los demás y que hay vida infantil más allá de la decoración de la habitación, los conjuntos de temporada, la cebolla para la tos o el futuro laboral de un niño de cuatro años. Y, con más humor aún, trataré de que tú (mamá) entiendas cómo funciona el cerebro de papá; que no te has casado con un adolescente, que todos somos iguales...que somos humanos.
 
 

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